Educación del Perro. ¿Qué debemos evitar?

La mayoría, si no todos, han tratado de enseñarle a su perro varios comandos para comunicarse con él. En la educación del perro cuando no hay una guía adecuada es natural que se cometan muchos errores que debemos evitar.

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Cómo educar bien a nuestro perro 

Veamos los más comunes en la educación del perro:

• Consultamos Internet: Internet es una gran fuente de información con muchas ventajas y desventajas. Cuando se trata de adiestramiento de perros, no solo no puede guiarnos adecuadamente, sino que también puede confundirnos muy fácilmente.

El proceso de educación del perro debe ser claro, adaptado de manera diferente a cada perro y ser humano y aplicarse en el lugar donde vive y trabaja a diario. Finalmente, enseñar a nuestro perro a sentarse o acostarse en la casa no significa que estará tranquilo en ella, ni que será cooperativo en el paseo.

Entonces lo que importa es educar un perro con comportamientos equilibrados y en la segunda fase entrenarlo en varios comandos.

• Creemos que nos entiende cuando hablamos con él: La capacidad de nuestro perro para comprender el dialecto humano en cualquier idioma sin estar entrenado es equivalente a la nuestra para poder leer y escribir sin ir a la escuela.

¿Qué entenderíamos y cómo reaccionaríamos si alguien nos hablara constantemente en un idioma que no conocemos? En el mundo de los perros, las palabras adquieren un significado específico cuando sabemos (o el perro sabe) cómo relacionarlas con comportamientos específicos. En otras palabras, para que nuestro perro entienda lo que queremos de él debemos hablarle en un idioma que realmente pueda entender.

• Repetimos: "Mi perro me escucha pero no siempre". "Mi perro me escucha pero tengo que darle la misma orden muchas veces". Este fenómeno se llama obediencia selectiva y es algo que se menciona con mucha frecuencia.

En la educación del perro los comandos, u órdenes, repetidas indican que el perro no comprende completamente el comando o que lo sabe pero elige no cooperar. Lo único que logramos de esta manera es debilitar inconscientemente los comandos y la comunicación entre nosotros.

• "Cancelar" los comandos: Durante nuestras "conversaciones" diarias con el perro informamos varias órdenes sin querer, que, como la repetición que mencionamos anteriormente, las debilita.

Por ejemplo, cuando salta sobre nosotros en lugar de decir "no" la mayor parte del tiempo decimos "siéntate", mientras que cuando se cansa solemos decir "ven ahora".

• Un comando, muchas palabras: Cada comando que aprendamos en nuestro perro debe estar asociado con una sola palabra específica.

Cuanto más simple y clara sea nuestra comunicación, mejor. Por eso no lo ayudamos cuando queremos que venga a nosotros y le decimos una vez "vení" y otra "aquí" o "venga". Lo mismo sucede con el uso de las palabras "no", "ahora no", "¿qué te dije?" etc.

• Muchos comandos en muy poco tiempo: La forma en que aprendemos es completamente diferente a la forma en que aprende un perro. Es muy importante saber que el perro necesita muchas más repeticiones y mucho más tiempo para aprender algo que a nosotros nos resulta fácil y sencillo.

Al ignorar estos hechos y sobrestimar la información sobre educación de origen desconocido, lo confundimos y equivocamos. Si quiere ser eficaz en la educación del perro, debe ser consistente siempre.

• Le gritamos: Cuando no está cooperando lo primero que hacemos es subir el tono de nuestra voz para "escucharnos". Se sabe que el oído del perro es mucho más sensible que el del humano, por lo que lo único que podemos hacer en este caso es estresarlo o asustarlo.

La clave del entrenamiento del perro es que sepa y quiera hacer lo que le pedimos. Un perro ejecutará un comando mucho más fácil y rápido cuando le hemos enseñado de la manera correcta y cuando puede ganar algo a través de él.

• Le corregimos sin entender por qué: Para corregir un comportamiento primero debemos asegurarnos de que nuestro perro lo sepa al 100%. De acuerdo con todo lo anterior, corregir a un perro que no ha sido adiestrado mediante un proceso adecuado y completo es como ponerle ecuaciones a un niño pequeño y preguntarse o discutir con él porque no las puede resolver.

Para cambiar la forma en que el perro ve las cosas, primero debemos cambiar la forma en que las mostramos. Cuando entrenamos a un perro, lo último que debemos hacer es pensar como humanos.

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